Reseña: Elantris, de Brandon Sanderson

Autor: Brandon Sanderson
Páginas: 800
Editorial: Nova
Año de publicación: 2006
Edición normal
Edición especial
La que conocemos como primera novela de Brandon Sanderson, Elantris, no es sino la sexta tal y como él mismo admite. Para el momento en que los derechos de Elantris fueron vendidos, él ya estaba trabajando en su libro número 13 y cuando salió al mercado ya había escrito 15. Ni que decir tiene que la productividad de Brandon Sanderson, que echa carreras con Stephen King en cuanto a libros publicados por año, es legendaria.
Pero este es un Sanderson que aún no era famoso, que no movilizaba hordas enteras de fans meses antes de que anunciara un título y no tenía su propia editorial para publicar su obra. Este es el Sanderson de Elantris.
Ambientación
⭐️⭐️⭐️⭐️
En el país de Arelon vive todo el mundo de espaldas a la maldita Elantris, la antigua ciudad de esplendor que alojaba a los elantrinos, seres de piel plateada con increíbles habilidades y capacidades, que ahora son criaturas oscuras, de piel con manchas negras, que pierden el pelo a mechones y no consiguen sanar sus heridas ni su hambre. Muertos que no mueren.
Y, a nivel de ambientación, la propia Elantris y la ciudad de Kae que limita con esta, son los dos lugares donde transcurre casi la totalidad de la acción. Elantris maldita por su condición, es una ciudad muerta, polvorienta y a medio derruir, mientras de Kae poco se habla que la separe de una «típica ciudad de fantasía».
Pero, más allá de lo puramente geográfico, este mundo que nos ofrece Sanderson incluye, por primera vez, un sistema de «magia dura» (artículo del propio Brandon Sanderson explicándolo) según él mismo la ha denominado: una magia que tiene su porqué y sus métodos y justificaciones. Una especie de «fantaciencia» como la que vemos también en «El nombre del viento» y que, en este caso, se basa en el trazado de glifos en el aire, dibujándolos. Esto tiene un peso crucial en la trama del libro, de modo que, a medida que el príncipe Raoden aprende a manejarla, descubre qué está ocurriendo y el porqué de todo.
Además, conoceremos la religión Shu-Dereth (los Derethi): la religión que controla todos los lugares salvo Arelon y Teod (lugares de origen de dos de los protagonistas) y que planea extenderse también allí. Y veremos irrumpir a sus enviados con planes políticos para preparar el terreno y poner a los fieles de su lado de cara a una posible invasión.
Historia
⭐️⭐️⭐️⭐️
La víspera de su boda con Sarene, la princesa del reino vecino de Teod, el príncipe Raoden se ve alcanzado por una cosa llamada la shaod: una enfermedad que deja tu cuerpo técnicamente «muerto» aunque tú sigues vivo en él, con todo lo malo que eso implica. O sea, no comes (pero te duelen las tripas de hambre), no mueres por las heridas (pero te duelen igual), no necesitas curarte (pero tus miembros se quedan hechos trizas o mutilados)… una bicoca, vamos.
Así que Raoden queda exiliado a Elantris, donde empieza a descubrir cómo viven los nuevos elantrinos, que no son increíbles criaturas como los antiguos, sino no-muertos llenos de llagas y pústulas, medio locos y violentos. Paralelamente llega a Arelon Hrathen, el sumo sacerdote del Shu-Dereth, junto con un grupo de monjes que agita el avispero político de Kae, ya muy conflictivo desde la cancelación de la boda de Raoden y Sarene, y donde esta está intentando conseguir un gobierno estable y honrado.
De este modo, las vivencias de Raoden en la ciudad de Elantris se dan la mayor parte de la novela por separado, desgajada de lo que ocurre en la ciudad de Kae, donde los otros dos protagonistas, Hrathen y Sarene, entran en conflicto político y no tan político. Esto último puede no ser del agrado de los lectores que prefieran una narración muy lineal, sin separación de los protagonistas (como la que se da en las primeras historias de Dragonlance, por ejemplo).
Personajes
⭐️⭐️⭐️
Ya hemos visto quiénes son nuestros tres protagonistas y el hecho de que no interactúen especialmente entre ellos (al menos durante gran parte del libro) hace que sigan sus propios arcos de evolución:
Raoden: Aun siendo tres de los que hablamos, Raoden es, para mí, el más protagonista de los protagonistas. No estoy del todo seguro de que se le dediquen más páginas que a los demás (que a Hrathen sí, sin duda), pero sí que es al que se trata con más cariño y el que tiene más peso en el transcurso de los acontecimientos. Además, el hecho de que viva una desgracia tras otra hace que (como ocurre en «El nombre del viento») el lector se ponga rápidamente de su lado, a ver si de una vez las cosas acaban yéndole bien.
Sarene: El personaje de «la princesa que se arremanga la falda» cumple muy bien, demuestra ser una mujer inteligente y brava. Sus movimientos políticos por la ciudad son sutiles y, aunque su «parte» pueda ser de menor interés (al menos para mí), ciertamente está bien tratada.
Hrathen: El malo. Tenemos al malo como uno de los tres protagonistas principales. Se cuentan sus quehaceres y objetivos desde su punto de vista, pero no conseguimos empatizar con él casi hasta el final. Eso no es ni bueno ni malo, pero sí que lo convierten en un personaje de lo más interesante y muy querido por los fans.
De los personajes secundarios no voy a decir nada para no contar contenido revelador, pero los hay desde idiotas e inútiles hasta manipulativos y astutos, que ponen en serios problemas a nuestros personajes y, por ende, hacen muy bien su trabajo en la trama de la historia.
Narrativa y estilo
⭐️⭐️⭐️⭐️
Si has leído ya algún otro título de Brandon Sanderson ya conoces de qué estamos hablando: el autor sigue en esta el mismo estilo que en el resto de sus obras, con descripciones frecuentes pero poco profusas, de modo que en ningún momento «paran» la narración para contemplar un vestido, una torre o un personaje, pero «acompañan», por así decirlo, los acontecimientos para darle color.
La personalidad de los personajes está bien definida, aunque cuando leí Nacidos de la bruma: El imperio final me dije en más de una ocasión «Anda, como en Elantris» así que, dependiendo de si leéis primero aquel o este, puede estropear un poco la experiencia.
El ritmo, sin ser trepidante más que en un par de ocasiones, sí que está muy bien establecido, y no encuentra uno «valles» de esos en los que da pereza retomar el libro o se corre incluso el riesgo de abandonarlo. Además, incluye un par de giros argumentales que, en lo personal, siempre me gusta encontrar.
Conclusión
⭐️⭐️⭐️⭐️
Elantris es una genial novela autoconclusiva (algo no tan frecuente en el mundo de los libros de fantasía) que puede leerse mientras nos zambullimos en el famoso Cosmere o de forma independiente, sin saber nada del universo Sanderson, ni del autor ni de nada. La puede leer tu cuñado, tu padre o tu perro.
Además está muy bien escrita, es entretenida y deja un muy buen sabor de boca.
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