Reseña: Wicked, la película

Verdaderamente tenía ganas de ver Wicked. Después de haberlo dejado pasar como fenómeno literario mundial (ojo, que el libro es de 1995) y no haber visto la versión musical (vivir en una pequeña capital de provincia limita bastante este asunto) voces como la de la siempre reflexiva Sara Ruiz Sardón me hizo ponerla en el punto de mira. Hasta la semana pasada, en que mi hija la eligió como película de la semana, posibilitando esta reseña de hoy.
Argumento
La acción empieza con una celebración popular al saltar la noticia de la muerte de la malvada bruja del oeste en Munchkinland. Allí aparece Glinda, la bruja buena, que parece una magdalena con virutas de colores y está deliberadamente enrosada, empompada y pastelada. Una ñoña, vamos. Al final del número musical, un munchkin le pregunta «pero, ¿no erais amigas?» y ahí comienza el flashback que será toda la película.
La premisa que vertebra la historia es que Elphaba, la que posteriormente será la bruja mala del oeste, es una hija fruto de una infidelidad, odiada por su padre y, oh, desastre, verde. Aparte de eso tiene unos poderes mágicos naturales despampanantes y, por casualidad, acaba en la misma escuela de magia que la buena de Ariana Grande.
Posteriormente la acción narra, durante unas larguísimas dos horas y cuarenta minutos, cómo progresa la relación entre la Elphaba y la caricaturescamente superficial Galinda, el avance (o no) de los poderes de una de ellas, aparece un interés amoroso y una trama de fondo que «amenaza con hacer temblar los cimientos de la tierra de Oz». Nota: para la segunda parte de la película (porque, sí, esto es solo la mitad de la historia) recomiendo ver «El mago de Oz», la vieja, porque varias cosas tendrán sentido y encajarán, de modo que conviene tenerla más o menos fresca.
Eso sí, podía haberse contado en 1.5 – 2h tranquilamente. No sé qué manía tienen últimamente en Hollywood de un tiempo a esta parte que creen que una película es mejor si dura más.
Musical
No suelo alardear mucho de esto pero, ciertamente, me he criado entre patios de butacas. En backstages, autobuses y rodeado de gente que montaba escenarios o ensayaba textos. Y, de este modo, el género musical es algo que en mi casa siempre estuvo presente de un modo u otro, por lo que no me es nada ajeno.
Peeeeereeeeeo hay que saber meterlos. Quiero decir, si una película es musical, es musical. Bien. Si no lo es, también bien. Pero repartir los números musicales de una forma muy desigual hace que en ocasiones uno acabe (dos horas y pico dan para mucho) olvidando que se trata de un musical y, cuando alguien arranca a cantar, te pilla «a contrapié» y te saca un poco de la película.
Por lo demás, los números musicales están bien introducidos, muy bien ejecutados y ayudan a hacer progresar la trama, es decir, «cuentan cosas». A veces simplemente hacen hincapié en algo que ya sabemos, pero otras nos acompañan por ejemplo siguiendo el hilo de pensamientos de un personaje.
Ambientación
Tanto la Tierra de Oz como la Ciudad Esmeralda o la Academia de los Sith (chistazo) están recreadas de forma «correcta». Se echan a faltar espacios realmente abiertos, pues todo son decorados muy limitados, incluso la plaza del pueblo de Munchkinland, en el inicio, que está rodeada de prados pero igualmente no transmite ninguna sensación de amplitud.
Además, ¿conocéis las películas que hace Disney Channel directamente para TV, como las de Los descendientes u otras por el estilo? Pues he tenido la suerte de que mi hija me hiciera ver también aquellas, y algunos escenarios de Wicked tienen un aspecto parecido. Y me refiero a hielo de cartón-piedra, piedra de cartón-piedra y madera de… sí, adivináis.
No hay nada que esté realmente «mal» pero tampoco especialmente bien. Sospecho que no es la superproducción que podría haber sido si hubiera venido de la mano de Disney como lo fue Oz: un mundo de fantasía de Sam Raimi (mirad el tráiler para ver las enormes diferencias de producción) y eso juega en su contra.
Reparto y personajes
La actuación de Cynthia Erivo destaca sobre todas las demás. Además de ser la protagonista de la historia, su interpretación está muy por encima de pesos pesados como Jeff Goldblum como Mago de Oz o Michelle Yeoh, y ya no solo en el apartado musical, donde brilla sobremanera, sino en el resto. Ayuda también que su personaje no sea imbécil como el resto que la acompaña.
El caso de la bruja buena Glinda con Ariana Grande ha de ser tratado aparte. No he visto a Grande en otras producciones, pero el personaje de Glinda es tan absurdamente cómico de una forma que no tiene sentido que cuesta ver nada más allá. Musicalmente cumple, y con creces, pero el problema no es que sea, por ejemplo, boba, o egoísta, o insoportable. Es que el personaje no tiene razón de ser tal y como está concebido. Pero, en fin, a ver qué hacen con ella en la siguiente entrega.
Respecto al resto del elenco, pocas aportaciones hacen, aparte de la confirmación de que Jeff Golblum parece estar encasillándose en el papel de simpático excéntrico que lo mismo es malo (Thor: Ragnarok) o simplemente excéntrico (Kaos) y este mismo Mago de Oz, que… en fin. El interés amoroso tampoco deja claro si es bobísimo o simplemente idiota, pero luego da a entender que no… No sé. Me parece que están bastante mal dibujados todos los personajes que no son Elphaba.
Conclusión
Celebro mucho que esta cinta se pase el juego con el Test de Bedchel, pero me gustaría que su aportación hubiera sido algo más que eso. No puedo compararla con la novela original pero, así suelta, como película, se hace larga y los personajes y la producción dejan un poco que desear. Los números musicales levantan un poco el asunto y, cuando salga la segunda parte, la veremos, a ver en qué queda la cosa de la trama, que era lo más interesante.