Diferencia entre revisiones de «Balic, la ciudad de las velas»

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Balic está gobernada por el dictador Andropinis, un poderoso rey-hechicero que fue elegido para ese puesto hace al menos setecientos años. Aunque el término “dictador” se refería originalmente al poder de dictar (en el sentido de promulgar) una política para la ciudad, sancionado por una asamblea democrática de consejeros, Andropinis ha convertido el título y el cargo en uno de total autoridad. Cualquiera que alce la voz contra él es ejecutado por decreto dictatorial.
Balic está gobernada por el dictador Andropinis, un poderoso rey-hechicero que fue elegido para ese puesto hace al menos setecientos años. Aunque el término “dictador” se refería originalmente al poder de dictar (en el sentido de promulgar) una política para la ciudad, sancionado por una asamblea democrática de consejeros, Andropinis ha convertido el título y el cargo en uno de total autoridad. Cualquiera que alce la voz contra él es ejecutado por decreto dictatorial.
En las raras ocasiones en las que alguien lo bastante valiente para expresar en voz alta una queja contra el gobierno de Andropinis, el dictador se deleita recordando a todos que sus antepasados lo eligieron para aquel puesto de manera vitalicia. Desgraciadamente para los ciudadanos de Balic, nadie pensó en aquellos momentos el tiempo que Andropinis podría llegar a vivir.
En las raras ocasiones en las que alguien lo bastante valiente para expresar en voz alta una queja contra el gobierno de Andropinis, el dictador se deleita recordando a todos que sus antepasados lo eligieron para aquel puesto de manera vitalicia. Desgraciadamente para los ciudadanos de Balic, nadie pensó en aquellos momentos el tiempo que Andropinis podría llegar a vivir.
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Pero todo esto tiene un precio, las leyes relativas al comportamiento se acumulan y una mirada de soslayo o una reverencia demasiado lenta pueden considerarse comportamiento obstinado y hacer pasar al esclavo un tiempo en un pozo de confinamiento.
Pero todo esto tiene un precio, las leyes relativas al comportamiento se acumulan y una mirada de soslayo o una reverencia demasiado lenta pueden considerarse comportamiento obstinado y hacer pasar al esclavo un tiempo en un pozo de confinamiento.
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