Urik, la ciudad de los leones
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Quizá la mejor forma de describir al rey Hamanu de Urik para usar sus propias palabras:
Soy Hamanu, Rey del Mundo, Rey de las Montaña y las Llanuras, Rey de Urik, para quien los rugientes vientos y el todopoderoso sol han decretado un destino de heroísmo, y a quien las aguas dadoras de vida han confiado la más poderosa Ciudad de Athas. Los Grandes Espíritus de las bondadosas tierras me criaron desde mi infancia, instruyendome en el arte de la guerra, en cómo dar la señal para las escaramuzas y en cómo trazar la línea de la batalla. Hicieron mis brazos poderosos contra mis enemigos, que siempre han sido muchos y me han proporcionado armas para golpear las cabezas de aquellos contra quienes luchó. Me hicieron un hombre que no puede ser muerto y un general que no puede ser derrotado. Soy Hamanu de Urik, el Gran Rey, el Poderoso Rey, Rey del Mundo, Rey de Athas, un potentado sin rival desde las grandes Montañas Circundantes hasta las orillas del interminable Mar de Polvo, el dador de muerte y paz, a quien todos deben someterse.
Hamanu se considera un rey guerrero, siempre que considere una batalla digna de sus habilidades, se pondrá a la cabeza de sus tropas y entrará personalmente en combate. Hasta ahora, se ha ganado sus alardeados derechos: sus ejércitos nunca han sido derrotados cuando él los ha capitaneado.
El palacio de Hamanu se alza dentro de una gran fortaleza amurallada en el centro de Urik. Esta fortaleza cubre dos kilómetros cuadrados y medio, y sirve a la vez como centro administrativo para sus templarios y como base para su ejército. Contiene un campo de entrenamiento, acuartelamientos y una armería llena de espadas con filo de obsidiana, lanzas y arcos y flechas. Desde esta fortaleza Hamanu puede enviar personalmente a mas de diez mil soldados esclavos capitaneados por un millar de semi-gigantes a la batalla. Tanto si su estatus es de esclavo o mercenario, todos estos soldados son extremadamente leales a Hamanu, porque el se entrena con ellos, personalmente, casi cada dia.
Uno de los aspectos más interesantes del ejército de Hamanu es su compañía de halflings. Ha llegado a un acuerdo con el jefe Uga-Zotalpl, por el cual Urik le proporciona cierta cantidad de obsidiana a cambio de los servicios de doscientos guerreros halflings. Hamanu utiliza estos halflings para romper la retaguardia de su oponente haciendo que se infiltren durante la noche para atacar las tiendas de los comandantes rivales, destruir los carros de provisiones y liberar los esclavos de su enemigo.
La economía de Urik depende casi enteramente de las canteras de obsidiana de la montaña de la Corona Humeante, confiando en Tyr para elaborar las herramientas necesarias para extraer con eficiencia la obsidiana. La peor tarea que un esclavo puede llegar a tener es trabajar en estas canteras. Los afilados bordes de la obsidiana cortan dedos, manos, brazos y piernas, hasta el punto de utilizarlos durante días. Cada esclavo tiene una cuota que cumplir y los que no lo consiguen sufren terribles castigos
Los esclavos de Urik se hallan entre los mejor tratados y mas leales de la región de Tyr. Las leyes de Hamanu deben ser obedecidas por esclavos y hombres libres, pero si se siguen al pie de la letra, pueden estar tranquilos. Sin embargo, la mas leve transgresión puede enviar a quien sea a las canteras de obsidiana.